Les presentamos el Cartier Cheich, una joya que ha alcanzado un estatus de leyenda, por lo que seguramente hará que alcance un valor récord en la próxima subasta de Sotheby´s en Paris durante Septiembre de 2022.
Gaston Rahier ganó en 1985 por segunda vez consecutiva el famoso Rally Paris Dakar en la categoría de motocicletas. La extenuante carrera de poco menos de 10.000 kilómetros a través de Francia y hasta el desierto africano.
La carrera es tan brutal que unos años antes del logro de Rahier se consideraba prácticamente imposible. Por ello, el búlgaro fue acreedor de un premio acorde a sus sucesivas victorias: un reloj Cartier Cheich muy especial, fabricado en exclusiva para la carrera, con un diseño de caja que imitaba la tela —o “cheich”— que los exploradores del desierto llevan para protegerse del sol. Ese reloj, ese diseño, ha estado totalmente ausente durante casi 40 años. Ahora, esa mítica pieza de la Alta Relojería se subastará en Sotheby's París, el próximo mes de septiembre.
Por qué es una pieza tan especial
El Cartier Cheich fue el resultado de una asociación entre el entonces director general de Cartier, Alain Dominique Perrin, y Thierry Sabine, el fundador del París-Dakar (ahora conocido como el Rally Dakar). Según cuenta la historia, Perrin se dirigió a Sabine con la idea de crear un reloj para premiar su naciente carrera. Sin embargo, Perrin y Sabine añadieron una regla: para conseguir el reloj, los pilotos debían ganar la carrera dos veces seguidas utilizando la misma clase de vehículo.
Los relojes no son premios inusuales para los ganadores de las carreras. Durante más de 30 años, Rolex ha regalado a los ganadores de la carrera 24 Horas de Daytona el reloj que lleva el nombre del circuito. Los ganadores de la Indy 500 tienen un Tag Heuer de edición especial esperándoles después de la bandera a cuadros. Sin embargo, esos relojes suelen llevar un logotipo y poco más. A diferencia de otros fabricantes, Cartier se inspiró en la insignia del París-Dakar de forma mucho más espectacular.
En lugar de grabar una marca en el fondo de la caja, Cartier convirtió todo el reloj en el logotipo de la carrera: una persona que lleva un cheich (el paño que se coloca alrededor de la cabeza para protegerse del sol y la arena). Como es propio de Cartier —conocida por sus modelos distintivos y, últimamente, por los favoritos de las casas de subastas, como el Crash y el Pebble—, el reloj no se parece a nada de lo que existe.
El Cartier Cheich cuenta con todas las capas y pliegues de la cabeza hechos en una combinación de oro blanco, amarillo y rosa. Si el Crash es amado por su forma fluida y “derretida”, el Cheich parece llevar ese efecto a su máxima expresión. Los detallados pliegues parecen que podrían empezar a ondear con el viento. El reloj tiene lo que los coleccionistas llaman “presencia en la muñeca”.
Se estima que el Cartier Cheich sea vendido por entre 200,000 y 400,000 dólares este otoño, no obstante, las casas de subastas suelen subestimar el valor real de un reloj para despertar el interés. Y aunque la forma atípica del reloj ayudará a que la puja se ponga en marcha, su rareza también jugará un papel importante en este caso.
Únicamente existen cuatro relojes Cartier Cheich. Uno de ellos —que se rumora que fue concedido a Hubert Auriol a principios de los años 80, y que ahora se considera perdido— es más un mito que una realidad en este momento. Los otros dos pertenecen a Cartier, que pretende conservarlos de forma permanente en su colección. El reloj que se subasta, procedente directamente de la herencia de Gaston Rahier, se presenta como el único que un coleccionista esperanzado tendrá la oportunidad de poseer.
La razón de la extrema rareza del Cartier Cheich se debe a que el Cartier Challenge tuvo un final rápido y trágico poco después de su inicio. En 1986, el helicóptero del fundador del rally, Sabine, quedó atrapado en una tormenta de arena en Malí y murió en el accidente. Daniel Balavoine, un cantante francés muy popular, también murió en el accidente junto con otras tres personas.
El Cartier Challenge fue cancelado, dejando a este pequeño grupo de relojessin hermanos menores. Si se combinan el diseño distintivo del reloj, su historia y su escasez, se obtiene un reloj que seguramente superará su estimación en la subasta. “Como verdadera obra maestra de la relojería, y por su asociación con el triunfo y la tragedia del legendario Cartier Challenge, ha alcanzado un estatus casi mítico y el mercado ha estado esperando ansiosamente su primera aparición en subasta”, dijo Benoît Colson, especialista en relojería internacional de Sotheby's, en un comunicado de prensa.
Cuando se trata de relojes, el valor siempre se ve favorecido, por lo que los coleccionistas describen románticamente como “la vida” que ha vivido una pieza. Y sí, este reloj cuenta una historia increíble. Pero más allá de eso, el Cartier Cheich es un reloj realmente único. (Ni siquiera los otros tres modelos presentan este mismo diseño de esfera). Es una verdadera lástima que no haya más, ya que este Cartier Cheich es uno de los relojes más atractivos que se han fabricado.